El cordón umbilical congelado será para uso público. Esta decisión, que el INCUCAI estableció en la resolución 69/09, termina por develar un tema del que no todos en la sociedad estaban al tanto: guardándolo, se abriría la posibilidad de utilizar sus células madres para combatir enfermedades tanto propias o de un familiar que comparta factor y tipo de sangre.

En el país, ya existen varios bancos privados de células progenitoras hematopoyéticas que por $5.000, un equipo médico especializado asiste al parto para extraer el cordón umbilical y lo transporta en cámaras de frío especialmente diseñadas hasta depositarlos en el establecimiento elegido. El contrato (además de la suma abonada por única vez para la extracción), fija que por $500 anuales los clientes adquieren una suerte de “parcela” para conservar las células madres.

A partir de esta resolución, arbitraria para la cámara que agrupa a estos bancos y beneficiosa para numerosas familias que no podían tener acceso a esta alternativa por su condición social o por falta de información, tanto pacientes del país como del exterior que estén en lista de espera para recibir un transplante, podrán tener acceso a esta base de datos. “Estamos totalmente en contra porque a partir de hoy no podemos seguir trabajando hasta que el INCUCAI no nos habilite”, se quejó el doctor Claudio Chillik, presidente de ABC Cordón.

Por su parte, el doctor Pablo Argibay, quien se desempeña como director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Conicet, mostró su conformidad respecto a que el INCUCAI regule el uso del cordón, pero no así de su propiedad. “Yo estoy de acuerdo con que haya bancos públicos, no privados; pero el Estado no puede expropiar el material biológico de una familia. Se debe fomentar el banco público, sin tomar medidas coercitivas sobre el privado”, reflexionó.

En principio, se espera que en los próximos días el Estado y el sector privado que se dedica a esta actividad lleguen a un acuerdo que permita al primero el libre acceso al material; y al segundo, poder continuar funcionado.


Por Julián Chorny