Mujeres perfectas por donde se las mire, vida sana, matrimonios jóvenes y sólidos, hijos que se destacan en los deportes, romances apasionados, cenas en los restaurantes más distinguidos de Buenos Aires, vacaciones alrededor del mundo y una cotidianeidad en la que la única preocupación es verse bien (que mal no está, aunque no siempre a cualquier costo), es con lo que una ama de casa cincuentona se encuentra en las páginas de las publicaciones “de género”, u orientadas directamente al público lector femenino.

La liposucción o demás intervención quirúrgica que se practique sobre el cuerpo, son explicadas como una necesidad imperiosa para verse bien o para “aquellas mamás que deseen recuperar su cuerpo”. Por caso, la obesidad que está científicamente aceptada como una enfermedad, no es explicada como tal en estas revistas y solo se deja entrever como algo que está mal (aunque bien explícitamente que de la piel para afuera y no viceversa).

Si bien algunas de sus notas ofrecen recetas para el cuidado corporal o el bienestar en términos generales, el mensaje final radica pura y exclusivamente en lo estético y no advierte sobre las consecuencias que la desesperada búsqueda para obtener resultados, pueda aparejar serios problemas que afecten y deterioren no solo la salud física, sino también la mental.

Según un relevo llevado a cabo por este blog en puestos de diarios de Caballito, Flores, Balvanera, y el microcentro, el perfil de las compradoras oscila entre los 35 y 60 años. Dato curioso, si se quiere, puesto que el lenguaje de los contenidos, las imágenes y hasta las publicidades parecerían apuntar a mujeres no mayores de 30 años. ¿Por qué entonces es más factible encontrar a una señora de 55 con los ruleros en la cabeza leyendo alguna de estas publicaciones en una peluquería y no a una mujer de 25 observándola durante su hora de almuerzo en un banco de la plaza San Martín, por nombrar alguna?

Dejando la posibilidad de una segunda entrega donde podremos contar con la opinión profesional de algún/a sociólogo/a, dualidadconceptual considera que en el primer caso, se alimenta el estereotipo de mujer que le hubiera gustado haber sido y de paso, actualizar lenguaje y modismos del presente. En el segundo, sin embargo, simplemente no les interesa desembolsar diez o más pesos para que le digan como vestirse, cuidarse y desenvolverse ante la sociedad. No es edad para preocuparse por ello ni el momento para soñar un matrimonio perfecto y feliz (en la mayoría de los casos). El termómetro de la calle hoy, marca otra temperatura muy distinta a la tomada por estas revistas.

Julián Chorny